La Argentina se incluye entre los primeros países del mundo que conocieron el invento de los hermanos Lumière. La primera exhibición pública se llevó a efecto el 18 de julio de 1896 en el céntrico Teatro Odeón de Buenos Aires la verdadera industria comenzó recién en 1933, con la afirmación del cine sonoro. Los buenos tiempos, cuando las películas argentinas se veían en toda Iberoamérica, duraron hasta comienzos de los años '50. Luego, el paulatino cierre de los grandes estudios, el crecimiento de la televisión, el anquilosamiento del cine popular, y el aislamiento de un cine de autor, impusieron otras reglas de juego. Sobre esas reglas, el actual cine argentino se ha restringido en cantidad y en mercado, pero mantiene una especial calidad, internacionalmente reconocida. un francés residente en Argentina, Eugene Py, se convirtió en el primer realizador y camarógrafo con el corto La bandera argentina. En 1898, filmando sus propias operaciones quirúrgicas, el doctor Alejandro Posadas inició el cine quirúrgico. En 1900 aparecieron las primeras salas específicamente dedicadas al cine, y los primeros noticieros. Desde entonces, cabe señalar los ensayos de cine sonoro en 1907; el primer filme de ficción con actores profesionales, La revolución de mayo, en 1910; el primer largometraje, Amalia, en 1914; el primer gran éxito, Nobleza gaucha (costó 25.000 pesos y recaudó medio millón en seis meses, sin contar copias piratas) en 1915; el primer largometraje mundial de cine de animación, El apóstol, en 1917; y la primer mujer directora de Latinoamérica, también en 1917 en 1933. Casi al mismo tiempo nació Argentina Sono Film, con Tango (donde debutaron Libertad Lamarque, Tita Merello y Luis Sandrini); y Lumiton, con Los tres berretines. Tres hechos clave de los años '40 fueron la formación de la cooperativa Artistas Argentinos Asociados, con buena parte de la "intelligentzia" de la época; en segundo lugar, la crisis por falta de película virgen (consecuencia de la neutralidad argentina durante la segunda guerra mundial) y, desde 1944, la creciente intervención del Estado. Con el tiempo, esto se traduciría en formas de censura, listas negras, reparto discrecional de película virgen y créditos blandos que sólo beneficiaron a los comerciantes de ocasión Hacia fines de los '60 interesó el cine underground de algunos directores de publicidad que experimentaban con el lenguaje, pero, sobre todo, interesó el ensayo político de Pino Solanas y Octavio Getino en La hora de los hornos, un trabajo provocativo e innovador, exhibido, forzosamente, en funciones clandestinas como desafío al gobierno militar de turno. Mucho cine de agitación se desarrolló por esos años. Entre 1973 y 1975,con un gobierno democrático y una economía medianamente estable, el cine argentino alcanzó grandes éxitos de crítica y boletería, como el drama campero Juan Moreira (Favio), La Patagonia rebelde una historia de represión (Olivera), La tregua, un romance de oficina candidateado al Oscar (Sergio Renán) y La Raulito (Murúa). Pero la censura y un nuevo gobierno militar, acabaron con esa primavera. El desquite vendría después, con Tiempo de revancha de Adolfo Aristarain, la comedia satírica Plata dulce de Ayala, y el documental La república perdida de Miguel Pérez. En 1984 un gobierno radical acabó con la censura y un cineasta de los '60, Manuel Antin, puesto al frente del INC, propició el surgimiento de una nueva generación, que pasó a llamarse del Cine Argentino en Libertad y Democracia. Alli surgieron pelicas como "camila" o la ganadora del oscar "la historia oficial" ya en los 90 luego de la crisis economica del 89 el cine cae nuevamente en retroseso se filman peliculas comerciales apoyadas por grandes grupos de multimedios. en la actualidad el hecho de producir y dirigir una pelicula en Argentina solo se logra con el apoyo del inca y lamentablemente pocas son las peliculas que permanecen en cartelera mas de un par de semanas
Yanina Paola Loiacono
domingo, 18 de abril de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)